f: TURISMO GOBIERNO DE ARAGÓN
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NUÉVALOS (ZARAGOZA)
En la localidad de Nuévalos, a escasos kilómetros de Calatayud, se emplaza el famoso Monasterio de Piedra, un antiguo cenobio cisterciense ubicado en un hermoso parque natural repleto de cascadas, bellísimos saltos de agua y grutas. Se trata de uno de los parajes más bellos y visitados de Aragón.
El parque natural es un remanso de paz, un lugar ideal para relajarte, dejándote llevar por el rumor del agua que desciende por las diferentes cascadas. La llamada Cola de Caballo es la más famosa. En su interior existe una gran cueva natural con formaciones de estalactitas. En contraste con las cascadas podrás admirar las tranquilas aguas del Lago del Espejo.
La primera impresión que tendrás al llegar aquí será la de sorpresa. Sorpresa al descubrir este insólito vergel donde el agua y la abundante vegetación reinan en medio de un paisaje árido. La misma sorpresa se encontraron los monjes que llegaron hasta este lugar y fundaron un monasterio cisterciense, allá por el siglo XII. Algunas de sus estancias se pueden visitar todavía hoy, como el claustro, la sala capitular, la cocina donde se elaboró el primer chocolate de Europa, la iglesia y su cripta, el refectorio o el lavatorio.
Puedes complementar tu visita disfrutando de una exhibición de aves rapaces y recorriendo el Museo del Vino de la Denominación de Origen Calatayud, situado en la antigua bodega del monasterio.
SÁSTAGO (ZARAGOZA)
El Real Monasterio de Nuestra Señora de Rueda es uno de los máximos exponentes de la orden cisterciense en Aragón, junto con Veruela, Piedra y Casbas.
Se asienta en la vereda del río Ebro, a medio camino de las nobles villas de Sástago y Escatrón. En 1182 el monarca Alfonso II otorga la villa y el castillo de Escatrón al Císter, de forma que los monjes pronto comienzan la construcción del monasterio. Las obras comienzan en 1202, alargándose hasta el s XIV, cuando se concluye la fábrica medieval del conjunto y se eleva su esbeltatorre mudéjar. El templo es consagrado 1238.
La orden del Císter basa su vida en la oración, el cultivo de la tierra y el agua que irriga los fértiles campos, y Rueda no es la excepción: su único complejo norial, junto con el acueducto y los canales que hace siglos llenaron con el arrullo del agua la cotidiana vitae de los monjes, vuelven a acompañarnos en nuestros días.
El Monasterio de Rueda mantiene esta condición cisterciense de arquitectura humilde, alejada de la ostentación de Cluny. El conjunto presenta la planta típica del Císter debido a que la edificación fue realizada por los propios monjes, siendo de hecho los abades del mismo los arquitectos encargados de las obras. Un gran acierto en esta obra fue que las ampliaciones sucesivas de los siglos XVII y XVIII se extendieron alrededor del monasterio, dejando intacto el primitivo núcleo medieval, al tiempo que las celdas de los monjes, la espectacular galería herreriana y el palacio abacial dieron forma a la Plaza de San Pedro, conformando la monumental entrada actual.
En 1836, con la Desamortización de Mendizábal el periplo religioso del conjunto culmina para ser reconvertido en un inmueble con funciones agrícolas y ganaderas.
VERA DE MONACAYO (ZARAGOZA)
Al cobijo de la mítica mole del Moncayo se erigió en el siglo XII el primer monasterio cisterciense de Aragón. Orar y trabajar eran los pilares sobre los que se asentaba la vida de sus moradores. Su llegada enriqueció la zona con nuevos valores espirituales y culturales pero también económicos y políticos. Expertos en ordenar los recursos del agua y con el río Huecha tan a mano, configuraron una amplia red de acequias, presas y molinos.
A partir de 1145, se inicia la construcción. Cuando llegues, te recibirá una muralla de un kilómetro dejando dentro del recinto todo lo que necesitaban los monjes: el agua, el molino y el huerto.
Tras franquearla hallarás un fresco paseo con árboles que desemboca en la puerta de la iglesia sobria pero de proporciones catedralicias que tardó en ser construida 250 años. De ahí al claustro gótico levantino, con capiteles decorados con plantas como gustaba a los cistercienses. En medio, el lavabo, un templete en el que los monjes se lavaban antes de cada comida. A este jardín de piedra dan el resto de las dependencias.
En la sobria sala capitular se tomaban las grandes decisiones. En medio de un silencio sepulcral, hoy encontrarás varias tumbas. Fíjate en la bella portada de arcos y finas columnas que soportan las bóvedas de crucería.
Detente en el refectorio, el salón donde comían en silencio mientras oían al lector. En la sala de los monjes, copiaban e ilustraban libros. En el calefactorio, los más mayores podían calentarse. Paso a paso, siguiendo cada habitación te harás una idea perfecta de cómo era la vida de los cistercienses.
Habitaron en Veruela hasta 1835. El cenobio quedó abandonado con la Desamortización de Mendizábal. Se convirtió en lugar romántico, destino de verano y lugar perfecto para curar los males con el aire del Moncayo. A finales de 1863, llegó Gustavo Adolfo Bécquer con su hermano. Qué mejor lugar para inspirar las “Cartas desde mi celda”
PEÑAFLOR (ZARAGOZA)
La Cartuja del Aula Dei, se sitúa en Peñaflor (barrio rural de Zaragoza), alberga en su interior una de las obras más originales de la juventud de Goya, preludio de su madurez artística. El artista aragonés pintó el ciclo más extenso de su obra, once pinturas sobre la Vida de la Virgen María que ejecutó con trazos libres y espontáneos.
Actualmente se conservan siete de los once murales pintados sobre los muros de la iglesia, son de grandes dimensiones y en su conjunto poseen un carácter único en la obra de Goya.
Se realizan visitas guiadas todos los sábados por la mañana. Durante tu visita, además de contemplar los frescos de Goya, conocerás la historia de la cartuja, el claustro, su jardín y sus capillas.